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Atracciones

Lugares que no debe perderse durante su estancia en el Algarve

Fortaleza de Sagres

Sagres, el lugar en el que se cruzan el mar Mediterráneo y el océano Atlántico, fue un puerto de pescadores y comerciantes de todo el mundo, pero también una zona asolada por los corsarios. La imponente fortificación de Sagres es la prolongación humana de la roca natural y fue durante siglos el principal puesto de combate de un sistema geoestratégico de defensa marítima.La política de expansión portuguesa en los siglos XV y XVI llevó a la fundación de Vila do Infante. Como parte del Parque Natural del Sudoeste Alentejano y de la Costa Vicentina, el Promontorio de Sagres posee una interesante biodiversidad de fauna y flora y endemismos únicos que todos los visitantes pueden observar. Sagres, un lugar de memoria donde la naturaleza, lo sagrado y el hombre se han combinado siempre de forma simbiótica, generando cultos religiosos y mitos históricos, políticos y turísticos, ¡merece la pena visitarlo!
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Cabo de S. Vicente

Caminando por el Algarve, llegamos al extremo de Europa. Unos kilómetros después de Lagos, entramos en la zona protegida del Parque Natural de la Costa Vicentina, y en otro Algarve alejado del bullicio de las zonas turísticas más conocidas. Aquí, en el límite de Europa, se respira el aire puro del Atlántico. Sagres es el último asentamiento de la Europa continental, una pequeña ciudad con un ambiente hippy, surfista y amante de la naturaleza. Un lugar que aún cuenta con pocos servicios sofisticados, que nos reconcilia con las cosas sencillas de la vida y que está lleno de imágenes maravillosas para guardar en la memoria. Si su camino le lleva a Sagres, sabrá que su historia está estrechamente ligada a la epopeya de los descubrimientos portugueses, ya que fue aquí donde se formaron, en el siglo XVI, los grandes navegantes que “dieron nuevos mundos al mundo”, más concretamente en la escuela de navegación que había en Fortaleza, que aún hoy se puede visitar. También puede visitar algunos pueblos con interesantes iglesias barrocas como Vila do Bispo, Raposeira o Guadalupe. También hay maravillosas playas, un paraíso para los surfistas y los amantes de la naturaleza, escondidas entre impresionantes acantilados: Zavial, Burgau, Beliche, Tonel, Castelejo y Cordoama. Y el cabo de San Vicente, cuyo faro sigue guiando a todos los barcos que salen de Europa para cruzar el Atlántico. Todos los días se produce uno de los espectáculos más maravillosos que podemos presenciar: la puesta de sol sobre el Atlántico. Adiós a la luz. Una experiencia que recomendamos encarecidamente. Este pequeño rincón tiene un hermoso paisaje que aún permanece virgen, barrido por el viento y castigado por el sol, una costa escarpada sobre un mar bravo al alcance de la mano.

Puerto de Baleeira

En el puerto de Baleeira se pueden ver los barcos que vuelven del trabajo y la venta de pescado en Docapesca.
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Playa de Mareta

Es la primera playa de la costa sur, que se adentra en la amplia bahía que se levanta al este del cabo de San Vicente, lo que la protege de los vientos y el oleaje dominantes. Situada en la ciudad de Sagres, Mareta es una playa urbana muy popular, apreciada para el baño tranquilo y un buen punto de partida para el piragüismo o el buceo en las cuevas sumergidas de la cala. La playa, de 800 metros de longitud, está enmarcada por acantilados de piedra caliza que se elevan al final de la playa, con la línea recta del cabo de San Vicente marcando el paisaje. Estas formaciones rocosas presentan enormes cuevas y plataformas calcáreas colonizadas por vistosas plantas como el pampillo marítimo. Caminando hacia el este, la playa se vuelve más tranquila.

Playa de Tonel

Aunque menos protegida que Beliche, esta playa sigue formando parte de la ensenada delimitada por la punta de Sagres y el cabo de San Vicente. Desde la playa se puede ver la línea recta de acantilados de la punta de Sagres y la Fortaleza de Sagres, una construcción del siglo XVI, con una capilla del siglo XIV en su interior que se dice que albergaba el sepulcro de San Vicente.   También se puede ver el cabo de San Vicente y su faro, en el extremo opuesto de la ensenada. El acceso peatonal a la playa se realiza a través de una amplia rampa excavada en el acantilado de color cálido, donde se observan barrancos muy marcados, esculpidos por el flujo del agua de lluvia. La playa se extiende hacia el sur; se puede apreciar el contorno del acantilado calcáreo y la vegetación que lo coloniza, como el hinojo marino y la organza de mar, plantas resistentes a la salinidad.
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Playa de Beliche

La Playa de Beliche es una playa vigilada en el municipio de Vila do Bispo, cerca del Cabo de San Vicente y de la Playa de Tonel. Se trata de una playa de arena situada en el fondo de una pequeña bahía excavada en el acantilado, y es muy popular entre los surfistas. Es una playa muy tranquila.